Gracias al fenómeno de social media, hoy vivimos en un mundo que esta inundado de impresiones relacionadas con marcas que pueden ser monetizadas de una forma u otra. Para explicarlo en un idioma que pueda ser mejor interpretado, la gran mayoría de esas impresiones son motivadas por los mismos consumidores, endosando, promoviendo y promocionando las marcas que les gustan a lo largo de las distintas redes sociales.
Este efecto, ignorado en la gran mayoría de las veces, tiene inmensas ramificaciones dentro del mundo del mercadeo y no se le presta la debida atención que debería prestarse. Por el contrario, corremos el riesgo de canalizar lo que hacemos, perjudicando los intereses propios sin importar si eres la agencia, la marca o el medio.
El gran problema que se presenta es que no tenemos forma de realizar una valuación de este trillón de impresiones de marcas. no sabemos lo que valen y no dedicamos suficiente tiempo ni pensamiento en tratar de entender el verdadero valor de cada uno, especialmente como disparadores de mayor conexión con los consumidores. Por el contrario, tenemos cada nuevo medio emergente intentando venderle a las marcas sus impresiones como parte de un todo que genera más conexión, que la suma de sus partes.
Por ejemplo, no se puede cuantificar exactamente el valor de un banner de Apple, versus una búsqueda pagada en Google, un check-in en Foursquare en una tienda Apple, una notica sobre el lanzamiento de un producto, una impresión de Get-Glue como consecuencia de un sticker que nos ganamos por ver un comercial o un Facebook like en el muro de una persona.
Lo peor de todo es que ni siquiera tenemos forma de saber y medir si un consumidor de Apple está viendo o siendo expuesto a todas estas impresiones. Más aún, ¿cómo hacer para poder diferenciar todas estas impresiones y saber cuál es la que influye más al consumidor?. Esto es sólo el inicio, lo que está sucediendo es que cualquier medio, agencia y compañía de tecnología está vendiendole a las marcas todas estas nuevas impresiones como parte de un ecosistema de mercadeo nuevo, del cuál ellos tienen que ser partícipes.
Lo que nos trae al segundo problema, los presupuestos de mercadeo no están creciendo a la misma velocidad a la cuál crecen y surgen estas nuevas tecnologías y no hay forma de poder calificar el valor relativo de cada una dentro del ecosistema de mercadeo.
Seamos francos, sólo porque hay más medios no significa que tenemos que comprar o invertir en cada uno de ellos. Tener un trillón de impresiones es un problema cuando no sabes cómo hacer para medir cada una de ellas.